Hace unos días, en la sección de deportes de los informativos de Cuatro, nos sirvieron la ración diaria de noticias de fútbol, enfocada, como casi siempre, en el Real Madrid. Por supuesto, el gran protagonista, también como casi siempre, fue Cristiano Ronaldo. Hasta aquí todo normal. Lo que llamó mi atención (estoy seguro de que ocurre habitualmente, pero hasta ese día no había reparado en ello) fue el giro de guión de Manu Carreño y Juanma López, gracias al cual enlazaron la información merengue con la promoción de un nuevo producto de una operadora de internet por cable (la de los 50 megas reales, como en Japón).
Hasta hace no muchos años, las cadenas de televisión respetaban a rajatabla los espacios de los informativos, con 30 minutos monolíticos en los que sólo tenían cabida la actualidad diaria, deportes incluidos. Los noticiarios eran, y siguen siendo aunque de forma más sibilina, la piedra angular de las televisiones, ya que servían para sesgar la información política en función de los intereses de las grandes corporaciones a las que pertenecen. De un tiempo a esta parte se ha convertido en hábito separar la información general del bloque de deportes, éste último con una duración excesiva. En medio, anuncios de tales o cuales productos que lo patrocinan. La ley del audiovisual consiente estas prácticas y en el caso de informativos se permite una interrupción por cada 30 minutos de emisión.
Uno de los preceptos que marca la normativa, y que afecta a todos los medios de comunicación, es el de la obligatoriedad de diferenciar de forma clara los mensajes informativos de los comerciales; por ejemplo, mediante una señal visual o acústica. Es común y ya no sorprende a nadie que en programas ligeros, como magacines rosa o concursos, el presentador introduzca alguna morcilla comercial durante la emisión, con un pequeño rótulo en una de las esquinas superiores de la pantalla con la leyenda "PUBLICIDAD".
En informativos, estas prácticas son más preocupantes. El caso de la sección de deportes de Cuatro cumple aparentemente con la normativa -viene precedido un un bloque ininterrumpido de 30 minutos de información general y cuando los periodistas comentan las ventajas de los 50 megas aparece un rotulito en la esquina de la pantalla-. Y digo preocupante porque la evolución de los acontecimientos puede llevar a que Pedro Piqueras, Lorenzo Milá o Matías Prats (este último con una dilatada experiencia como hombre anuncio) informen con gesto grave de un accidente de tráfico con muertos y que a continuación, con una sonrisa en la boca, digan "esta desgracia no habría pasado con neumáticos Michelín". Eso sí, con el dichoso rotulito en la esquina de la pantalla.
Esto lo lleva años realizando a su manera en la radio el gran Pepe Domingo Castaño.
ResponderEliminarY con este comentario desvirgo el blog. Ole