miércoles, 6 de octubre de 2010

Sobre CR7, los 50 megas reales y Michelín

Hace unos días, en la sección de deportes de los informativos de Cuatro, nos sirvieron la ración diaria de noticias de fútbol, enfocada, como casi siempre, en el Real Madrid. Por supuesto, el gran protagonista, también como casi siempre, fue Cristiano Ronaldo. Hasta aquí todo normal. Lo que llamó mi atención (estoy seguro de que ocurre habitualmente, pero hasta ese día no había reparado en ello) fue el giro de guión de Manu Carreño y Juanma López, gracias al cual enlazaron la información merengue con la promoción de un nuevo producto de una operadora de internet por cable (la de los 50 megas reales, como en Japón).
Hasta hace no muchos años, las cadenas de televisión respetaban a rajatabla los espacios de los informativos, con 30 minutos monolíticos en los que sólo tenían cabida la actualidad diaria, deportes incluidos. Los noticiarios eran, y siguen siendo aunque de forma más sibilina, la piedra angular de las televisiones, ya que servían para sesgar la información política en función de los intereses de las grandes corporaciones a las que pertenecen. De un tiempo a esta parte se ha convertido en hábito separar la información general del bloque de deportes, éste último con una duración excesiva. En medio, anuncios de tales o cuales productos que lo patrocinan. La ley del audiovisual consiente estas prácticas y en el caso de informativos se permite una interrupción por cada 30 minutos de emisión.
Uno de los preceptos que marca la normativa, y que afecta a todos los medios de comunicación, es el de la obligatoriedad de diferenciar de forma clara los mensajes informativos de los comerciales; por ejemplo, mediante una señal visual o acústica. Es común y ya no sorprende a nadie que en programas ligeros, como magacines rosa o concursos, el presentador introduzca alguna morcilla comercial durante la emisión, con un pequeño rótulo en una de las esquinas superiores de la pantalla con la leyenda "PUBLICIDAD".
En informativos, estas prácticas son más preocupantes. El caso de la sección de deportes de Cuatro cumple aparentemente con la normativa -viene precedido un un bloque ininterrumpido de 30 minutos de información general y cuando los periodistas comentan las ventajas de los 50 megas aparece un rotulito en la esquina de la pantalla-. Y digo preocupante porque la evolución de los acontecimientos puede llevar a que Pedro Piqueras, Lorenzo Milá o Matías Prats (este último con una dilatada experiencia como hombre anuncio) informen con gesto grave de un accidente de tráfico con muertos y que a continuación, con una sonrisa en la boca, digan "esta desgracia no habría pasado con neumáticos Michelín". Eso sí, con el dichoso rotulito en la esquina de la pantalla.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sobre pictos, ingleses, escoceses y romanos

Quiero dedicar la primera entrada de este blog a comentar un par de películas que muestran varias similitudes pero también muchas contradicciones. Se trata de Centurión (Neil Marshall, 2010) y Braveheart (Mel Gibson, 1995). La primera de ellas estaba en las salas de cine hasta hace muy poco y la segunda nos la han pasado ya unas cuantas veces por televisión,convirtiéndose en una de esas cintas que casi todo el mundo ha visto.
A modo de recordatorio, puedo decir que Braveheart cuenta la historia de la rebelión de siervos y nobles escoceses, acaudillados por William Wallace, contra la corona inglesa. La acción de la película, que se desarrolla en el siglo XIV, trata en todo momento de poner al espectador en contra de los ingleses, que con sus leyes injustas e impuestos abusivos, oprimen al pueblo escocés.
 
Quince años después, Neil Marshall presenta su Centurión,película en la que fantasea sobre hechos anteriores y posteriores a la derrota de la Novena Legión romana (siglo II) a manos de los pictos, antiguos moradores de lo que hoy es Escocia. El contexto geográfico es el mismo que en el trabajo de Gibson, aunque las historias están separadas por algo más de un milenio. Marshall propone también una trama sobre las desavenencias entre invasores/opresores e invadidos/oprimidos, aunque en el caso de Centurión se invierten los papeles y los “malos” son los pictos, es decir, el pueblo que sufre en sus carnes la terrible maquinaria de guerra del Imperio Romano.

El personaje más negativo en Centurión es Etain, la exploradora y asesina picta interpretada sin muchos alardes por Olga Kurylenco. Según cuenta la cinta, Etain vio de pequeña cómo su familia fue cruelmente asesinada a manos de soldados del Imperium. Desde entonces, su única motivación es la de destripar romanos. En Braveheart, el personaje de Wallace, encarnado por el propio Mel Gibson, es testigo en su infancia de la muerte de su padre y su hermano durante una emboscada. Años después los ingleses liquidan también a su mujer,lo que desencadena su cruzada contra los invasores del sur y sobre la que se arma toda la película.
En ambas historias los “malos” ganan al final. Los romanos de Centurión no consiguen invadir el norte de Gran Bretaña, conformándose con construir un muro, el de Adriano, que mantiene a los bárbaros a raya. Los escoceses de Wallace tampoco consiguen resistir las acometidas inglesas y terminan bajo su yugo.
Estas reflexiones me llevan a las siguientes preguntas: ¿Quiénesson realmente, si los hay, los “malos” y los “buenos” en estas dos películas? y ¿Porqué existe un empeño tan descarado en el cine de Hollywood –Braveheart y Centurión son sólo dos ejemplos- en definir de forma tan marcada el mal y el bien?

Nota: Está a punto de estrenarse, si no lo ha hecho ya, El águila de la novena legión (Kevin MacDonald, 2010), también sobre romanos y pictos. Si alguien la ve y quiere dejar su comentario, será bienvenido.

A ver qué tal sale...

Bueno, aquí está por fin. Después de varias semanas anunciando que pondría el blog en marcha me he decidido a empezar. Aunque sólo sea por matar el gusanillo de darle a la tecla de vez en cuando, inicio este cuaderno en el que trataré todo tipo de temas sobre los que me apetezca escribir, que para eso es un blog personal. Cine, música, viajes, actualidad…ya se verá sobre la marcha.
Intentaré tenerlo más o menos actualizado, siempre y cuando mis onerosas ocupaciones me lo permitan, y trataré también de mejorar el diseño de la página con el paso de los días (ahora mismo estoy escribiendo sobre una de las plantillas que facilita Blogspot). Tengo también que familiarizarme con la mecánica de la página para habilitar enlaces, colgar fotos y todo eso, por lo que es posible que las primeras entradas sean poco vistosas. Lo dicho, se verá sobre la marcha.
Espero que os gusten los post y que escribáis muchos comentarios. En breve colgaré la primera aportación. Se trata de una breve reflexión sobre un par de películas: Braveheart y Centurión.